Plan de Igualdad y Convivencia
Decía María Zambrano que educar es preparar para la libertad, preparar a cada chico y a cada chica para que sea quien desea ser. Por lo tanto, la libertad, basada en el respeto y en la igualdad entre las personas es fundamental para que una sociedad crezca y se desarrolle de forma adecuada.
Las conductas sociales se conforman en diferentes ámbitos y espacios: la familia, la escuela, los medios de comunicación, las relaciones entre iguales, … A lo largo de todo este proceso de socialización las personas vamos asumiendo diferentes roles y valores que potencian en unos casos e impiden su desarrollo en otros, de distintas capacidades en función de nuestro sexo.
En nuestro centro observamos que aún existen actitudes y comportamientos que denotan que, en cierta medida, una parte de nuestro alumnado sigue siendo educado en los papeles tradicionales de hombre y de mujer, subsistiendo conductas sexistas. Conductas no solo motivadas, aunque sí en mayor medida, por la diversidad cultural de nuestro centro.
Estamos convencidos de que la educación que impartimos debe contribuir a eliminar los estereotipos sociales negativos relativos al rol de mujeres y hombres. Así se contempla y se establece en nuestro Proyecto Educativo.
En este sentido, queremos que nuestro alumnado tenga un desarrollo equilibrado y libre de su personalidad, por lo que consideramos importante promover siempre que todos/as tengan acceso a las mismas oportunidades y que las relaciones entre los sexos estén basadas en el respeto y en la igualdad, impulsando siempre en todos los espacios y actividades la participación de chicas y chicos.
Los maestros y maestras de todo el mundo, como formadores de la futura sociedad, debemos tener en cuenta que el principio básico para desarrollar una convivencia de calidad es la igualdad entre el alumnado; siendo ésta una demanda social a la que desde la escuela debemos dar respuesta. Que mujeres y hombres sean iguales quiere decir que tengan las mismas oportunidades de realización personal y social, compartan las responsabilidades familiares, laborales y de poder. Esto exige tomar aquellas medidas que posibiliten que la igualdad formal se convierta en igualdad real.
La escuela ofrece una plataforma para la superación de prejuicios sexistas y para facilitar un cambio en profundidad de las estructuras y de las prácticas sociales no deseables. En la escuela es posible contribuir a que los procesos de socialización eviten los estereotipos sexistas.
La defensa de la igualdad de derechos entre mujeres y hombres parte del principio de que las mujeres, como ciudadanas, deben ser tan libres como los hombres a la hora de decidir y ejercer papeles sociales y personales. Esta perspectiva que se ha denominado derecho a la igualdad se fundamenta en la firme convicción de que no es posible la libertad sin igualdad y ésta requiere la eliminación de las barreras de la discriminación y del prejuicio.
Como decíamos al principio, desde la familia se proporcionan modelos de conducta y se imponen comportamientos que los medios de comunicación y el grupo de iguales les refuerzan.
Por ello, el proceso de coeducación comienza en la familia y en la escuela, siendo los primeros espacios de socialización desde los cuales se compensan los desajustes de diverso origen, como aquellos que provienen de prejuicios sexistas que pueden incidir en el desarrollo de los niños y niñas en sus primeros años y, que posteriormente, son difícil de eliminar.
Con este plan de igualdad pretendemos educar en la igualdad, ayudar a nuestro alumnado a crecer como personas equilibradas, a desarrollar unos valores básicos y obtener un equilibrio en su desarrollo personal y en la adquisición de las competencias básicas que le facilite una correcta integración en la sociedad.
Creemos que la educación para la igualdad sólo es posible cuando se asienta en una metodología abierta, creativa y flexible, que dé cabida a una educación emocional que nos permita proyectar una verdadera escuela de iguales. Una educación para la igualdad debe estar centrada en el fomento del trabajo en grupo, el diálogo, las relaciones afectivas, la resolución de conflictos, el respeto y la cooperación, incidiendo en la toma de conciencia de que todos y todas tenemos los mismos derechos y las mismas oportunidades.
Durante nuestra vida, aprendemos a comportarnos de una manera determinada. Repetimos conductas que aceptamos como válidas, por costumbre, porque así nos las enseñan desde la infancia, aunque algunas de ellas se basen en prejuicios y provoquen la indefensión de quienes se muestran diferentes en cualquier sentido. Si creamos oportunidades de igualdad, avanzaremos en una sociedad más igualitaria y erradicaremos la violencia.
No debemos olvidar que la igualdad no es la eliminación de las diferencias sino la ausencia de discriminación por la existencia de esas diferencias. Por todo ello, pensamos que desde nuestra escuela queremos educar para la Igualdad, la Paz, la Cooperación y la Solidaridad.
En nuestro centro, estamos convencidos de estos planteamientos y llevamos tiempo trabajando en ellos. Al trabajar en este plan, pretendemos seguir trabajando en este tema, profundizando y mejorando nuestras acciones y, sobre todo, darles una organización, unificación, planificación y evaluación que nos permita obtener los mejores resultados posibles.
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Plan de Igualdad-CEIP Escultor Alberto Sánchez.pdf | 1.13 MB |